¿Por qué? ¿Cómo encaja el ARRI Orbiter dentro de tu dinámica de trabajo?
En fotografía, siempre estamos alterando los atributos de la luz en cuanto a su forma, textura (dureza, suavidad), intensidad y color. Nos interesa tanto la naturaleza de las fuentes de luz, como los cambios que sufre cuando rebota en los objetos y superficies, o atraviesa diferentes materiales. Estos atributos constituyen la plástica de la luz, lo cual es de vital importancia para los directores de fotografía. Es uno de los pilares con el que le damos singularidad a una historia, junto a la composición, la cámara y la corrección de color. El trabajo sobre la luz afecta la narración, la estética, y el cómo se percibe lo que vemos en pantalla, así como el género, y puede tener un gran impacto emocional en el espectador, como la música.
Para iluminar contamos con una variedad de fuentes de luz diseñadas para diferentes propósitos (fresnel, PAR, ledpanel, tubos, etc.) y también filtros, difusores, elementos reflectantes y mucho más. Pero el diseño del ARRI Orbiter y su sistema de integración de accesorios permite combinar estos atributos en un rango mucho más amplio en una sola fuente de luz. Tanto se consiguen sombras muy filosas, incluso a corta distancia, como una iluminación suave y ambiental, con una gran variedad de instancias intermedias. Se puede dar forma a su haz de luz con diferentes ópticas convirtiéndolo en varios tipos de farol ya existentes (fresnel, open face, elipsoidal). Si a esto le sumamos el control preciso de intensidad, color, saturación, y la posibilidad de programar cambios en todas esas variables. Con el ARRI Orbiter, redescubrí el juego con la luz. Ofrece una enorme versatilidad y una gran capacidad plástica.
El ARRI Orbiter en el plató de la serie de Disney+ “Los MacAnimals”